Prisión Domiciliaria: La lucha por una alternativa en medio del encierro

 Comisión por la Memoria (CPM) 
La primera barrera: desconocer el sistema

Como mencioné en mis textos anteriores, yo no sabía absolutamente nada de los procesos legales y mucho menos de las opciones a las que podíamos tener acceso.

Me enteré entonces que existe un acuerdo llamado Pacto de San José de Costa Rica, firmado tanto por Argentina como por Costa Rica, además de otros países; cuyo propósito es velar —entre otros muchos temas que afectan a la sociedad— por el respeto a los plazos de la prisión preventiva, que en teoría no deberían exceder los dos años. Superar ese límite constituye una violación a los derechos de la persona privada de libertad. Sin embargo, esa es solo la teoría: en la práctica.  Argentina hace años decidió ignorar el acuerdo y posiblemente también en Costa Rica.

Antes de este proceso legal, yo confiaba.  Creía en instituciones de defensa de los derechos humanos. Sin embargo, con el paso del tiempo, abrí mis ojos a una realidad que muchos ignoran, pero que duele porque es tangible. Derechos Humanos es una institución más, incapaz de ejecutar acciones. Lo vemos día a día en claros ejemplos nacionales e internacionales, donde, ante atropellos a la humanidad de todo tipo, se limitan a realizar llamados de atención, informes o a intervenir como un civil más, sin poder real para accionar sobre las leyes que el hombre adoptó con los gobiernos. Están muy por debajo en la línea del poder y así se van a mantener, porque nadie gana en defensas gratuitas. A los poderes del mundo les interesa que exista la delincuencia y ejecutar leyes para garantizar el sustento a los más poderosos.

De acuerdo con el proceso, al inicio, nosotros estábamos en la fase investigativa. En ese momento es cuando la Fiscalía reúne las pruebas para analizar si el caso se eleva o no a juicio. El trabajo del abogado era entonces refutar o solicitar pruebas para la defensa. Sin embargo, no hizo ninguna de las anteriores pese a que ya había cobrado por adelantado el dinero correspondiente.

Prisión Domiciliaria: las excusas del sistema

La vida se encargó de señalar el camino mostrando señales. Así es ante cada situación que vivimos, solo queda en cada persona saber reconocer estas señales con un corazón abierto a recibirlas.

Un día mientras estaba sentada en la comisaría esperando a entrar para la visita de Lucas, se acercó un hombre a la recepción, para firmar. Según comentó, estaba acusado de abuso sexual y en espera de su juicio en libertad condicional, pero,  debía firmar semanalmente en aquella comisaría. Pregunté entonces al abogado sobre estas opciones  y me respondió que Lucas estaba encerrado desde el primer día porque no tenía domicilio fijo ni arraigo familiar. Le contesté: — Bueno, ahora estoy aquí. ¿Podemos hacer algo?. Él respondió que era sumamente difícil, prácticamente imposible, por ser extranjeros.

Fui entonces a preguntar a la Fiscalía y me respondieron que sí, podíamos iniciar los trámites para la prisión domiciliaria, porque Lucas no tenía sentencia y estaba en prisión preventiva hasta un posible juicio pronosticado para 2025. Me parecía ridículo el plazo, un atropello ante acuerdos internacionales. Pero claro, en la práctica, los acuerdos no se ejecutan.

Crímenes que pasan por alto

Contacté nuevamente al abogado. Me dijo: —Es imposible que te den la prisión domiciliaria porque no tenés contrato de alquiler. Lo conseguí por tres años. —¿Ahora sí? —le pregunté. Respondió: —No, porque no tenés internet de 100 megas. Lo contraté. Me dijo entonces: —No, Caro, porque necesitás una línea telefónica fija en casa con cable de cobre.

Llamé a todas las empresas. Todas respondieron que el cobre ya no se utilizaba y había sido sustituido por nuevas tecnologías. Solo si alguien mantenía su línea antigua y la transfería. Hablé con los vecinos, la mayoría adultos mayores. Logré localizar una casa cercana con línea de cobre. Antes de hacer cualquier trámite, fui a la Fiscalía para asegurarme del requisito. Me respondieron: —Señora, usted solo debe pedirle a su abogado que realice la solicitud de prisión domiciliaria. Si es otorgada, los requisitos los define el departamento de monitoreo y no le van a pedir algo que no existe.

Habían pasado meses. Me tuvo dando vueltas con tal de no realizar el trámite.  Su único interés fue siempre negociar con el fiscal la libertad de mi hijo, desconozco a qué precio; para llenar sus bolsillos con el mínimo esfuerzo. En aquel momento se excusó con absurdos ante los cuales no tenía herramientas para debatir. Estaba molesta pero, seguimos con el proceso cuando ya no tuvo más excusas.

La solicitud se presentó. Luego vinieron los trámites con los que el sistema se burla de quienes esperamos justicia pronta y cumplida: tiempos desproporcionados para pericias, entregas de informes, fechas de audiencia. Llegó julio y entonces… vacaciones de invierno. Un mes entero sin movimiento judicial..  No es broma: cada año este mes me recuerda el absurdo receso de invierno del Poder Judicial.



Olmos, la estrella de la muerte: el traslado que partió el alma

El 26 de octubre se llevó a cabo la audiencia, pero antes de esta fecha Dios quiso que tuviéramos una mirada más a las calamidades de la prisión y el dolor humano. 

En Argentina el penal más grande que existe es la Unidad 1, de Lisandro Olmos. Tiene la peor fama:  hacinamiento, corrupción, condiciones infrahumanas, abusos sexuales, entre otros múltiples delitos. Aún así, sigue existiendo este penal.

El edificio tiene forma de asterisco, con seis brazos que conducen a los pabellones. De esta figura, su popular nombre de "estrella de la muerte”. Es imponente desde afuera y aún más desde adentro donde sus paredes se levantan en seis pisos de altura. Este lugar tiene capacidad de albergar 1300 privados de libertad, en teoría, sin embargo la realidad es otra y se estiman más de 2400 personas.

El 18 de octubre, Lucas me llamó alarmado. Le dijeron: “aliste el mono”, —así llaman a empacar las pertenencias para un traslado. Esto significa que en la cobija o sábana que tiene, debe colocar todas sus pertenencias y atarlas con un nudo para ser trasladados hacia otro penal.

Lucas estaba alojado entonces en la Alcaidía y yo tenía toda la esperanza de una audiencia antes de recibir esta noticia. No quería pensar en un traslado más. Había pasado noches orando por no recibir esta llamada.  Pensé que dar aviso al abogado, lograría detener tal situación.

Hay recuerdos que marcan el alma como la herida que deja cicatriz; este día generó una de las tantas cicatrices de este proceso. Recuerdo que las manos me temblaban así como las piernas, marqué el teléfono del abogado y le informé. Su respuesta fue: —Voy a interponer un Habeas Corpus para protección de la vida.

Me quedé muda. Las lágrimas no cesaban. Mis piernas cedieron, me recosté en una pared y dejé que mi cuerpo se desvaneciera hasta el piso. No podía hablar. Estaba paralizada. Él colgó la llamada.

Me quedé  sin poder reaccionar en el piso. Simplemente no puedo expresar en palabras todo lo que aquel mensaje provocó en mi mente y que físicamente no logré soportar. Creo que ninguna madre está preparada para recibir este mensaje y estar sola con su mente divagando en un sinfín de pensamientos ante lo que significa una posibilidad de muerte para un hijo.

Recuerdo hacer llamadas con desespero. Las personas siempre respondemos con la intención de calmar la situación pero, hay momentos en los que los mensajes de tranquilidad no funcionan, son humanamente imposibles de transmitir y ese día fue uno de estos. 

PROCUVIN: Inspección a la Carcel de Olmos
Pasaron horas hasta que el abogado me informó que fue a hablar con el director del penal para ubicar a Lucas en un pabellón evangelista. No fue hasta que escuché su voz diciéndome: “Mami, estoy bien”, que recuperé algo de calma.

Lucas nunca habla de su paso por Olmos. Su psicóloga dice que tampoco con ella. Es posible que nunca nos enteremos de lo sucedido. No saber duele tanto como saber lo peor. La mente suma incalculables posibilidades, los pocos detalles mencionados son la antesala a un trauma.

Recuerdo mi primera visita a la Unidad 1 de Lisandro Olmos, esa madrugada cargando dos bolsas negras plásticas que se utilizan para cargar basura, con la mercadería para Lucas. Caminé con todo ese peso hasta la terminal de autobuses, más de 5 cuadras, para viajar por hora y media hasta el penal, entre personas igual de cargadas y niños en brazos.

Cuando estaba aún en la ruta, logré divisar a lo lejos la edificación. Me parecía increíble un lugar tan grande. Mi hijo, con apenas 20 años en aquel lugar, sin siquiera ser juzgado.

El autobús me dejó justo al frente del lugar. Las  piernas me dejaron de asistir entre la peregrinación de personas para hacer la cola en la entrada. Me senté en la vereda a llorar. Alguien se acercó y me dijo: —¿Es su primera vez? —asentí. Me explicó el proceso.

En los penales de Argentina no hay sistemas digitales.Todo es papel. Una caja de madera junto al cenicero de la recepcionista contiene los sobres con los nombres de los internos y papelitos que se entregan a las visitas cuando llegan a registrarse. 

La requisa es todo un tema. Militares atienden por oleadas a las visitas como si se tratara de una película antigua de guerra. Se ingresa en grupo, cada una entra en un vestidor individual, con cortinas de tela. Aquí hay que quitarse toda la ropa, zapatos y accesorios. Para las oficiales que atienden, es un día más de trabajo. Recitan de memoria: abra la boca, levante la lengua, arriba los brazos, abra las piernas, levanta los senos, de vuelta, ahora a revisar la cabeza, el cabello, zapatos y vuelva ponerse la ropa para seguir en la siguiente etapa. Recibir la mercadería y volver a cargar las bolsas.

Denuncias que no pasan de ser un informe
Se abren portones y candados ante cada grupo de personas, uno tras de otro hasta llegar a una sala enorme, lo más parecido a un salón comunal en mi pueblo. El lugar está lleno de mesas de cemento en donde se espera al detenido. La comida llega picada, abierta, inspeccionada, no se salva de ser evaluada.  Más de una vez preguntaron qué llevaban mis empanadas por dentro, pues para ellos los frijoles (o porotos negros) dentro de una empanada era un escándalo. 

Lo único que Lucas me comentó fue sobre su llegada a Olmos. Ese día, cuando lo trasladaron, tenía miedo. Durante los traslados es común que los oficiales roben las pertenencias de los presos. Inconcebible no?, pero, conocí a muchos privados de libertad que me contaron sus historias. Salen de un penal con celular y al llegar al otro, ya no lo tienen y simplemente nadie se hace cargo. Ellos no pueden hablar por miedo. Sus familias no hablan por miedo, así que seguimos a merced del poder que les damos.

Lucas contó que al llegar lo llevaron a “los buzones” , así le llaman a los calabozos oscuros y húmedos en donde castigan a los presos,los encierran sin que nadie atienda estas situaciones, esa es la idea de la existencia actual de estos lugares, que nadie se entere. Parece increíble pero no, esto pasa al día de hoy y todas las autoridades lo niegan porque, les dimos el poder para ejecutar la ley y confiamos en que lo hagan humanamente bien, pero no pasa. ¿Por qué existen los buzones aún? -  Porque les dan uso. 

Ahí dentro de un calabozo, había un hombre desnudo, sucio, estaba defecando en un hueco en el piso. Según dijo, parecía que llevaba varios días ubicado en este lugar y no puedo imaginar el miedo que pudo sentir.. Esa fue su bienvenida. Mientras el abogado buscaba un pabellón seguro para él, lo dejaron en ese sitio.

Existen tantas películas que conmueven a la humanidad, películas ambientadas en épocas de guerra, miseria, crueldad e inhumanas. Películas que nos hacen pensar que ahora somos mejores versiones que aquellos hombres del pasado.

Por otro lado, muchos observan con orgullo los sistemas penales como el de El Salvador y se alimentan en la esperanza de construir penales con tal similitud en sus países. Solo veo un nuevo modelo de esclavitud disfrazado en justicia. Entiendo que el problema existe, pero, me niego a creer que un penal sea la solución. 

Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin)

HEBREOS 13:3 
«Preocúpense por los hermanos que están en la cárcel y por los que han sido maltratados. Piensen cómo se sentirían ustedes si estuvieran en la misma situación.»

La religión se practica allá adentro por la fe de los mismos internos. Es justamente esta fe la que no podrá ser arrebatada por el hombre. Lucas estuvo en la Unidad 1 de Olmos aproximadamente un mes. Creo que Dios necesitaba que nuestros ojos fueran testigos del lugar. Era necesario pasar por esto porque, el mensaje debía ser contado. 

Tengo la esperanza de que más personas pierdan el miedo a hablar de lo que ahí ocurre. Todos los días tuve miedo a las consecuencias. Entrar a un lugar como este penal, es saber que tras de estos más de 2400 privados de libertad hay familias. También detrás de ellos hay un sistema judicial que gana dinero por cada uno: abogados, militares, fiscales, jueces, magistrados. Más puestos de trabajo para un sistema que solo tiene previsto crecer.

Una audiencia con esperanza

Teníamos fecha de audiencia para la solicitud de la prisión domiciliaria para Lucas a finales de octubre del 2022. Por esta razón decidí traer a Tomás a Argentina, estaba segura de conseguir un buen resultado, después de tantos meses de  esfuerzo.

Le había dado seguimiento a cada tarea. Cuando estuvimos a la espera de las pruebas de ADN, asistí todas las semanas a la pericial para preguntar por los resultados. Los resultados eran claros: no había ADN de Lucas. No había nada en masticables, en hisopados, en ropa, nada… en ese momento pensé que la pesadilla se acabaría como había prometido el abogado desde que estaba en Costa Rica, pero, no fue así y el proceso continuó.

Estuve en el  seguimiento a las pericias psicológicas, psiquiátricas que se le practicaron a Lucas.  Pregunté por qué no se le hicieron pericias a la denunciante. Me dijeron que era para no revictimizarla. ¿Y los derechos de Lucas? 

Informes que nunca son tomados en cuenta
Lo llaman revictimizar pero, es un derecho fundamental del imputado y una prueba vital para definir una sentencia. El sistema siempre encuentra  una manera de justificar su negligencia.

El abogado decía: —Caro, dedicate a tu rol de madre. Dejame la defensa. Pero nunca confié en él. Así que, asumí tareas:  supervisión del proceso, revisión constante del expediente, estudiar el Código Penal Argentino, ,análisis jurisprudencia, asistir a audiencias, entender los peritajes.. Es mi hijo y si me tengo que volver experta en derecho, lo hago, con tal de garantizar una defensa justa. No puede ser que un relato condene a una persona por más de 10 años. Esto es inaceptable. 

Cuando Tomás llegó el 22 de Octubre,estábamos a menos de una semana para la audiencia. Entonces decidí ir a hablar con el Juez personalmente.

El abogado me había sugerido hablar con el fiscal, con quien dijo tener una muy buena relación pero, el fiscal tenía este aire de superioridad y el juicio ya lo había resuelto en su cabeza.

Tomás y yo esperamos  sentados en el Juzgado por casi dos horas a que el juez nos atendiera. Nos negaron la audiencia, así que nos sentamos en un pasillo a esperar su salida. Tomás, agotado por la espera, lloraba. Me preguntó: —¿Por qué tenemos que pasar por todo esto por las decisiones que Lucas tomó en su vida? Le respondí: —Por el amor que existe entre nosotros.

El juez finalmente se acercó: —¿Querían hablar conmigo? Le expliqué la situación y le supliqué por la oportunidad de tenerlo en prisión domiciliaria. Entregué en sus manos mi pasaporte y el de Tomás, diciendo: —Estamos aquí por Lucas. No nos iremos. Tome estos documentos como garantía de que lo cuidaremos, solo quiero que mi hijo tenga oportunidades y darle el amor que se merece. Tomás lleva casi un año sin ver a su hermano. Por favor, evite que lo visite en un lugar como Olmos. Lucas tiene solo 20 años y aún no ha sido juzgado.

El juez nos devolvió los pasaportes: —Ustedes no hicieron nada. No puedo retenerlos. Vamos a esperar la audiencia.

El día que se abrió una puerta


La audiencia se realizó de manera virtual. El fiscal no se presentó, pero el juez ordenó buscarlo. Tampoco se presentó ningún representante de la demandante a pesar de estar informados. Después de escuchar a las partes, el fiscal se opuso a la prisión domiciliaria. Aun así, el juez la concedió.

Dios sabe la felicidad que sentimos este día. Al fin mis hijos podrían fundirse en un abrazo. El abogado dijo que desde la prisión domiciliaria podríamos tramitar permisos para la universidad, citas médicas, incluso trabajo. Una nueva etapa se abría ante nosotros.

Era un mundo nuevo pero lleno de ilusión y esa puerta se estaba abriendo como un descanso entre la montaña que estábamos escalando desde hacía meses. Aún quedaban inspecciones, instalación del monitoreo, trámites. Pero la ilusión era enorme. 

Hay cosas que uno siempre desea controlar pues piensa que es lo mejor para los que ama.  Yo solo pedía: —Señor, hágase tu voluntad. Pero en realidad seguía haciendo la mía. No sabía que la lección más grande aún estaba por venir.  

Carolina Solórzano Solís

SAN LUCAS 4:18-19 
«El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados y para anunciar a todos que: “¡Este es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!”»


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Comentarios

  1. Dios te siga bendiciendo grandemente y ayudando a llevar esta pena por la que están pasando,pero acuérdate que ,Dios tarda pero no olvida y sobre todo son los tiempos de Dios ,pronto saldrán de tanta angustia y tristeza, todo se va a resolver en el nombre de Dios ,un abrazo chiquita eres muy valiente, siga pa'lante y pronto veras la recompensa...

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  2. Hola Carolina! Soy Alice desde Costa Rica, conozco tu familia, yo soy de Fortuna. Conocer tu historia es darnos cuenta la gran madre y ser humano que eres. Tu fuerza y sabiduría viene de Dios,ese es tu bastión,tu luz y esperanza. Ya hay una luz al final del túnel... confía y espera. Un abrazo a través de la distancia y una oración hasta el cielo para que pronto tengas a Lucas contigo.

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  3. Que Dios te de fortaleza para continuar tu misión. Que el Espíritu Santo te provea de Sabiduría para llegar con tu mensaje a quienes deben promover los cambios para que se aplique la justicia según los designios que Dios tenga predestinados. Podemos hacer los cambios si hablamos con la verdad y declaramos nuestros derechos para que se aplique la justicia de todo aquel condenado injustamente. Fortaleza y Sabiduría para continuar luchando. Nosotros seguimos orando en silencio para que Dios !cuente en su tiempo.

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